Uno siempre está creando sus circunstancias.

Uno siempre está creando sus circunstancias.

Toma una idea. Conviértela en tu vida: piensa, sueña y vive según esa idea. Permite que tu cerebro, músculo, nervios y cada parte de tu cuerpo se llene de esa idea y descarta cualquier otra. Esta es la manera de ser exitoso.

Swami Vivekananda 

¿Cuántas veces has escuchado, no sirves, no puedes, no tienes el valor, no lo lograras, etc., a diferentes cosas o ámbitos de tu vida?, sea lo que fuere que te digas, la primera impresión casi siempre es de juicio; siempre hay algo en ti que está básicamente mal.

Estas son las cosas que nos condicionan en nuestro día a día, más allá de la edad que tengas te das cuenta que sigues conviviendo con ello, no dejan de ser creencias erróneas que nos condicionan como adultos y que tienen un poder sobre nosotros que muchas veces cuando lo vemos no damos crédito de ello.

Esto lo tenemos instaurado en nuestras creencias erróneas, desde muy temprana edad, donde ha generado un poder sobre nuestro niño interior que nos desconecta de nuestra autenticidad y de nuestra energía vital.

Hemos aprendido a convivir con ello y a hacernos cargo de nuestro presente a través de estas creencias erróneas.

No te pongas esto o aquello porque no va con tu personalidad, cuando en realidad no vivimos nuestra personalidad de manera libre y auténtica, sino condicionada por esas creencias erróneas condicionadas por esa voz adulta que hemos aprendido a escuchar y a obedecer.

Pero cuando por fin conectas con esa parte sana de tu ser, es cuando puedes utilizar tu energía vital para crear las circunstancias de tu elección.

Para ello tenemos que dejar que se activen dos principios fundamentales en nosotros, que tiene que ver con el poder creativo universal y que nos conecta con nuestra energía vital; la activación y el permitir que las cosas sigan su curso.

Como individuos hemos ido desarrollando habilidades para no conectar con nosotros mismo, que no nos permite darnos cuenta que tenemos que cambiar algo, para no sentirnos impotente hacia el objetivo que queremos alcanzar.

Vivir tu vida según tus criterios, te suele conectar con el miedo, y el miedo suele tener muchas capas, una de ella es la existencial que tiene que ver con el miedo de ser mortales y enfrentarnos a la muerte, el miedo que surge de esa increíble vulnerabilidad que no podemos eliminar o ignorar. 

Cuando estamos bien con nosotros mismos podemos enfrentarnos a esa verdad con confianza, con gracia e incluso con entrega.

Para enfrentarnos con ese miedo tenemos que sanar nuestra vergüenza. La vergüenza nos roba el poder y la claridad para enfrentarnos la incertidumbre de la vida y nos roba también la habilidad para vivir la vida con totalidad, coraje y alegría, de forma amplia y creativa.

¿Por qué está nuestro niño interior tan empobrecido y aterrado? ¿Por qué huimos de nosotros mismos de forma tan eficaz y tan compulsiva? Es porque estamos llenos de vergüenza y enfrentarla es doloroso.

Cuando hablamos de cambio, nos lleva a conectarnos con nuestra energía vital, que es la que nos permite conectar con nuestro auténtico yo y vivir satisfactoriamente con lo que tenemos y conectar con los dos principios que he comentado anteriormente.

Cuando hablamos del principio de activación, hacemos referencia al esfuerzo y la perseverancia, implica buscar aquello que nos molesta o que queremos cambiar, y ponernos en movimiento hacia el objetivo, entender cuál es la causa que nos ha llevado hasta ahí y quitar los obstáculos que no nos permiten resolver esta situación.

Este es el principio masculino, que tiende hacia el exterior y conduce a acciones generadoras de consecuencias.

El principio de permitir que las cosas sigan su curso, también hacer referencia a un movimiento, pero este movimiento es interno, es una espera de paciencia y confianza, donde permitimos que el proceso madure hasta fructificar.

Este es el principio femenino, dejar que las fuerzas activadoras funcionen como deben de hacerlo.

“Imagina por un momento que una semilla cae de un árbol en un parque, en un campo o en algún lugar al aire libre, en busca de un sitio donde poder empezar a germinar…

El viento le da la energía para activar el proceso, y es en ese preciso instante en donde la semilla cae depositada en una grieta que tiene la tierra, es ese lugar el que estuvo buscando para poder cumplir su objetivo. Y es ahí en su sitio donde se encuentra, quieta he inmóvil en ese pedacito de terreno fértil.

Mientras van pasando los días está aparentemente inmóvil, pero en movimiento, porque todo lo que está vivo debe moverse. Y es que la misma naturaleza ha ido cubriendo con un poco mas de tierra del terreno que erosionado por el tiempo hace que esta semilla actúe desde su energía vital.

Los días pasan y el proceso va pasando por los diferentes cambios que son necesarios para que pueda cumplir su objetivo. Es movimiento puro y natural.

Y la semilla comienza a germinar y a transformase en su tiempo y en su momento en ese árbol al que quería llegar a ser y cumplir su objetivo”.

Aquí podemos ver como funcionan los dos principios:

Activación:

La naturaleza misma se pone en movimiento, a través del viento hace que la semilla caiga del árbol, se mueva hacia la grieta del terreno, determina que se quedará ahí ya que es donde va a crecer y le da las condiciones óptimas para ello.

Permitir que las cosas sigan su curso:

En el momento que la semilla se fija al terreno, se cubre de tierra y se nutre de la naturaleza misma, es el tiempo, la paciencia y la confianza, permite que el proceso madure hasta que de su fruto.

Con estos principios conectamos con nuestra energía vital, que si lo hacemos de manera destructiva estos principios trabajaran en conjunto, pero lo hacen de manera distorsionada e incomprendida.

Pero si lo hacemos de forma constructiva, los principios actúan de manera armoniosa y se complementan.

Al relacionarnos de forma sana con nosotros mismo, vamos creando circunstancias de auto-realización, auto-afirmación y autonomía.

Si ves que no llegas a tu objetivo, no cambies el objetivo, cambia el plan”.

Ya no necesitamos la aprobación del adulto que teníamos dentro aprobando o desaprobando nuestros criterios, sino que nos comenzamos a convertir en adultos que no necesitan la aprobación de nuestras acciones, sino que podemos vivir en libertad y armonía con nosotros mismos.

Walter Chiaverano

Terapeuta HolísticoTerapeuta Gestalt

9 comentarios en «Uno siempre está creando sus circunstancias.»

  1. Que bonito está expresado este sentimiento que todos tenemos, los miedos que nosotros mismos despertamos, y cómo podemos lidiar con ellos y trabajar para que logremos el objetivo final que nos planteamos.
    Gracias por tus textos, muy tirapeuticos. 🙂

  2. Clasificador artículo, me parece muy innovadora la forma que plantea cómo abordar nuestros limitantes para capitalizarlos y transformarlos en pos de lograr nuestros objetivos.

  3. Así aprendi a hacer las cosas por mi y para mi, y no para que les guste a los demas o agradar a los demas… La primera persona en dar una aprobación sobre nosotros mismos hemos de ser nosotros mismos.

  4. «el principio de permitir que las cosas sigan su curso», creo que voy a leer esta frase como un mantra cada dia. Para mí el confinamiento ha sido un vaivén de pensamientos tratando de adelantar que pasará luego. Y he quedado harta, voy a dejar fluir lo que siento y voy a dejar que las cosas pasen.
    Gracias por tus palabras Walter.

  5. Muchas gracias por el texto Walter, y de nuevo por hacernos reflexionar y tomar consciencia de dónde estamos y marcar nuestro propio camino en libertad.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *